Alguien tendría que estudiar la singularidad vital de los escritores de cuentos norteamericanos: Poe, Pierce, Twain y O. Henry, los cuatro grandes, no sólo coinciden en su maestría modelando el relato corto, también se parecen en la incapacidad de llevar una vida tranquila, como si la naturaleza del cuentista fuese la suma de sensibilidad artística y espíritu aventurero, añadiendo, eso sí, su...
O. HENRY, UN FINAL SORPRENDENTE
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