
Hay días y días. A veces, sólo con observar los libros amontonados en la habitación, te asaltan pensamientos lúgubres, premoniciones sombrías, sensaciones melancólicas que se adhieren al alma como hojas secas y embarradas a la suela de un zapato: que todo lo bueno se acaba, dicen estos presentimientos, que cualquier esfuerzo es inútil, que hoy es peor que ayer pero infinitamente mejor que lo que...